La concentración en el trabajo es uno de los factores esenciales para la productividad. No estar concentrado en cada tarea que se realiza afecta directamente a la calidad de lo que hacemos y al tiempo que le dedicamos.
Cuando no estamos concentrados tardamos más tiempo en hacer una tarea que en otras circunstancias haríamos en menos tiempo. Esto afecta a la productividad, pero también a nuestra forma de sentirnos. Es decir, ver que no nos cunde el tiempo, que no estamos concentrados, que perdemos tiempo, afecta a cómo nos sentimos.
Algo que afecta directamente a la concentración es la multitarea. No priorizar tareas, saltar de una a otra, no establecer un criterio, etc. repercute en la concentración del trabajo y es un punto que debemos mejorar.
Uno de los tips principales y que no resulta difícil de seguir es establecer una rutina. Debemos aprender a priorizar tareas y a limitar el tiempo para cada una de ellas, siempre siendo flexibles. De esta manera, lograremos concentrarnos para sacar la tarea adelante en el tiempo establecido. Si en ocasiones puntuales, por necesidad o dificultad requiere de más tiempo, no pasa nada, pero no debe convertirse en una costumbre.
El descanso es primordial. Es casi imposible estar 6, 7 u 8 horas seguidas concentrados. Por ello, hay que tener descansos para que la mente se refresque y volvamos a la concentración como si comenzásemos el día. Normalmente se recomiendan descansos cada 45 minutos de 5 o 10 minutos.
No podemos lograr una total concentración si tenemos distracciones. Es conveniente silenciar el teléfono, no tener objetos alrededor que puedan distraernos, no hablar en exceso con los compañeros, etc. Ligado a ello encontramos también el entorno. Es necesario contar con un entorno recogido, un buen ambiente de trabajo. Es importante tener al alcance todo lo que necesitamos en el día a día para nuestras tareas, pero también se deben eliminar, como hemos dicho las distracciones, los elementos que solo estorban.