Cada vez son más las empresas y organizaciones que ponen como imprescindible la flexibilidad horaria y la conciliación familiar. Pero para lograr un horario flexible, es necesario tener organización, fijar claramente los objetivos y hacer un control de los mismos.
A la hora de conseguir más productividad, podemos seguir una serie de pautas. Por ejemplo la delegación de tareas en una secretaria virtual. Pero lo que está claro es que, si queremos una productividad sana, en la que los empleados no estén quemados, además de la delegación de tareas y la mejor organización, debemos crear buenas políticas, desde Recursos Humanos, para motivar a los trabajadores.
El primer elemento de motivación es la flexibilidad. Debemos enseñar al trabajador a ser productivo, a liderar con el ejemplo e implantar una cultura que primera la flexibilidad. Debemos llevarla a cabo con una buena organización según objetivos, asegurándonos constantemente que éstos dan resultados.
Si queremos mantener en nuestra empresa a los jóvenes milenials, debemos adquirir buenas políticas de conciliación. Ofrecer un buen programa de conciliación es mejor la competitividad de nuestra empresa. Estaríamos reteniendo ese talento joven que tanto nos interesa.
A día de hoy, no se consigue mantener a la gente joven ofreciéndole más dinero, sino ofreciéndole mejor calidad laboral. Esto se traduce en una mayor felicidad para el trabajador.
Afortunadamente, con el desarrollo que nos ha ofrecido la tecnología, tenemos múltiples recursos para conseguir esta buena flexibilidad y conciliación.
Podemos delegar algunas de las tareas en una telesecretaria. Tiene numerosas ventajas ya que, por muy poco dinero, podremos encargarle la realización de ciertos trabajos que descarguen a nuestros empleados. Tareas como organización de agenda, servicio al cliente, etc… Tareas más bien mecánicas que pueden acabar quemando a nuestros trabajadores.
Podemos recurrir a una jornada intensiva, esto es la jornada diaria de trabajo sin interrupción para comer. La otra opción es disminuirla a seis horas laborales. Uno de los ejemplos de esta segunda opción es Suecia, donde la jornada reducida de seis horas funciona a la perfección.
Tanto la flexibilidad como la conciliación permiten a los trabajadores ajustan sus horarios laborales para poder conciliar la vida laboral con la familiar. Esto nos da, como resultado, empleados muy feliz, pero también otorga a la empresa un mayor rendimiento. La flexibilidad laboral dota a la empresa de una mejor cultura empresarial y consigue resultados mucho más productivos a final de mes.