La voz es una de las herramientas más importantes para el ser humano. Con ella nos comunicamos, pero es más valiosa para aquellos que la utilizan como herramienta de trabajo. Hay multitud de trabajos que requieren tener una voz cuidada para evitar problemas como la afonía. Por ejemplo, los cantantes, profesores, locutores e incluso todo el sector dedicado a la atención al cliente.
En este último caso, la voz es necesaria para comunicarse con los clientes. Además, esta debe adaptarse a las necesidades y al tipo de comunicación, ya que no se trata de una conversación coloquial. Una conversación en atención al cliente necesita regular el timbre y la intensidad, entre otros. A su vez, para mantener una buena voz hay que tener en cuenta otros aspectos como el cuidado del ambiente. La temperatura y humedad también afecta.
Cómo prevenir los problemas en la voz
Los problemas se pueden prevenir siguiendo unas pautas de buenos hábitos. Lo recomendamos a todos aquellos que trabajan con su voz como es el ejemplo de las secretarias virtuales.
- Beber bastante agua. La hidratación es importante para mantener en un correcto estado las cuerdas vocales. Se recomienda beber entre seis y ocho vasos de agua al día.
- En relación con la bebida se debe limitar el consumo de bebidas con alcohol y disminuir la ingesta de bebidas que tengan cafeína.
- No fumar, ya que además de ser malo en general, también puede provocar problemas en la voz. Desde enfermedades como cáncer de garganta hasta otros problemas de garganta que influyen en su tono y capacidad.
- Cuidar la voz. Con esto queremos decir que hay que evitar forzarla, es decir, gritar o utilizar un tono muy elevado que implique forzar la voz.
- Practicar la respiración. Saber respirar adecuadamente mientras hablamos beneficia al uso que hacemos de nuestra voz.
- Descansar. No dormir lo suficiente tiene consecuencias negativas. Por ello, hay que dormir entre 6 y 5 horas diarias.
- No carraspear cuando tengamos sensaciones extrañas. Lo mejor en estos casos es acudir al médico.
- Evitar el consumo de comidas y bebidas muy frías y calientes. Evitar los extremos, así como las comidas demasiado picantes.